martes, 4 de marzo de 2008

LA ASTRONOMIA EN EL SIGLO XVI

El desarrollo de los estudios teóricos y prácticos de astronomía tiene, en la Historia de las Ciencias Exactas en Aragón, tres períodos bien diferenciados. El primero se extiende a lo largo de la presencia musulmana en el valle medio del Ebro, con una prolongación natural en el resto de los siglos medievales. El segundo ciclo lo cubre el período renacentista, con el desarrollo de los estudios astronómicos que el descubrimiento de las tierras del Nuevo Mundo impulsa; este período se va desvaneciendo en eficacia, a lo largo de lo que los historiadores de las ciencias exactas en España han llamado los siglos de la decadencia. El tercer y último tramo de nuestra división se puede benévolamente establecer a partir de 1855, año en que se funda lo que Tomeo llama Observatorio Astronómico y Meteorológico, hasta nuestros días.
Hay que advertir previamente que en ninguno de los tres períodos se presenta la astronomía bajo una formulación matemáticamente pura, y ni siquiera con el cierto grado de especialización con que hoy se entiende. La astronomía, por su trascendencia filosófico-práctica, ha estado vinculada a aficiones o tendencias de otras ciencias más o menos exactas. En el período medieval, la astronomía aragonesa está inevitablemente contaminada por elementos que trascienden hacia la astrología y la medicina. En el Renacimiento, sin que sean abandonados del todo ciertos atavismos, la astronomía se hace más matemática, por lo menos en cuanto a la profesionalización de los autores. Aunque esta profesionalización sea más teórica que práctica, por la ausencia de medios para proceder a la base de trabajo fundamental en la ciencia moderna: la experimentación.
En el período actual la lógica interrelación de la astronomía con la mecánica racional, celeste o analítica, con la geodesia, con la astrofísica, y con otras subespecialidades, ha eludido el problema de la observación y disimulado la atención especializada de los problemas astronómicos. Sin temor a hipérboles se podría calificar el último período como el más aristotélico de la historia de la astronomía en Aragón. En los últimos cien años los profesionales han podido verse obligados, en su formación, al estudio de las cuestiones más esotéricas; pero no es extraño encontrar licenciados en matemáticas, especializados en la rama de aplicadas (sección Astronomía), que ignoren cómo se produce un eclipse de luna.
Este hecho se desprende de la necesidad en que se han encontrado los astrónomos que han vivido en Aragón, de trabajar sin un observatorio en condiciones y dotado con los aparatos y medios correspondientes al curso de los tiempos. El simulacro de Observatorio Astronómico y Meteorológico montado en 1855 no fue nunca utilizado como tal, y tampoco hubiera podido dársele ese uso en el caso de que algún profesional hubiera pretendido hacerlo. No obstante, los estimables aparatos que existían en el viejo observatorio del paseo de Ruiseñores (hoy Instituto Miguel Servet) carecen de cualquier utilización en los desvanes de la Facultad de Ciencias, desde los años inmediatamente posteriores a la guerra civil (1936-1939), en que fue desmantelado.
• La astronomía aragonesa en la Edad Media: De período brillante puede calificarse el medievo aragonés, sobre todo por lo que respecta a los trabajos producidos desde Zaragoza. Singularmente importante es, al respecto, el siglo xi zaragozano, en el que desde la corte de los Banu Hud se irradió una fortísima corriente de afición a las ciencias de la Tierra y del cosmos. Entre los sabios que más se distinguieron en estos campos se pueden señalar Abd Allah ibn Ahmad al-Saraqustí, discípulo de Maslama de Madrid; Yayha ibn Aylan al-Azdí y Abu Abdallah Muhammad ibn Sulaiman al Tuyibí al-Saraqustí. No obstante, cabe destacar que este ambiente científico no fue exclusivo de la Zaragoza árabe. Tomeo recoge, del trabajo de Grau, Estudio del estado cultural del valle del Ebro en el siglo XI y principios del XII, la distribución geográfica de los intelectuales de este período, afincando un 45 % en Zaragoza, en Tortosa un 11 %; en Huesca un 7 %; en Tudela y Daroca un 5 %; en Calatayud un 4 %, y referencias explícitas a Barbastro, Monzón, Belchite, Mequinenza y Ricla. Otros autores del mismo siglo XI son Abu Abd Allah Muhammad ibn al-Husayn (Ibn al-Kinani) y su discípulo Ibn al-Kattaní. La actividad científica se vio propiciada por la protección directa de los reyes al-Muqtadir y al-Mutamin . Pero entre todos los astrónomos y sabios zaragozanos cabe destacar la figura de Abu Bakr Muhammad ibn Yayha ibn al-Saig, conocido entre los latinos por Avempace. Contemporáneos, pero con prolongaciones hacia la época de dominación cristiana, deben destacarse a tres autores, judíos de origen, de importancia mundial en la historia de la astronomía: Mosé Safardi Pedro Alfonso, Abraham bar Hiyyha ha-bargeloni Savasorda y Abraham ibn Ezra. En el período medieval es necesario resaltar los estudios astronómicos durante el reinado del rey Pedro IV, en el que se redactaron unas Tablas Astronómicas, bajo la dirección del judío Levi Ben Gerson. Como epígono de este importante período merece reseñarse la figura deHasday Crescas.
• La astronomía en Aragón de los siglos XV al XIX: Aunque todavía no está demostrada la presencia personal de Zacuto en Zaragoza, sí está claro que el desarrollo de los estudios astronómicos estuvo influenciado por la escuela del célebre hebreo salmantino. También es de destacar la incidencia de las obras del catalán Grano Llach en los años finales del siglo xv y primeros del xvi. De la copiosa relación de autores de estos siglos cabe mencionar, en primer lugar cronológicamente, a Andrés de Li, personaje que ha merecido estudios interesantes en diversas publicaciones científicas y del que se ha reeditado alguna obra en el siglo XX. Otros autores a caballo entre los siglos XV y XVI son Juan Terrén, Alfonso López de Corella, Francisco Vicente de Tornamira, Victoriano Zaragozano, Miguel de Pedro. En pleno siglo XVI se puede reseñar a Miguel Francés, Juan Gil, Diego Fillera y Agesilao Palmireno, hijo de Juan Lorenzo Palmireno. Con posterioridad a la mitad del siglo XVI, el declive de la astronomía en Aragón es manifiesto e ininterrumpido. Las tertulias eruditas, que mantuvieron a un estimable nivel las preocupaciones de orden científico-teórico, poco podían hacer en los dominios de una disciplina que necesita de una importante inversión previa, para la construcción de observatorios, y de un grado de profesionalización mayor que las ciencias puras. Es por esto por lo que el notable impulso que tuvieron las ciencias útiles en Aragón en la segunda mitad del siglo xviii no afectó directamente a la astronomía.
• La astronomía en Aragón desde 1855: Dependiente del rectorado de la Universidad se montó en 1855 el Observatorio Astronómico y Meteorológico, bajo la dirección de Valero Causada. La deficiente estructura de este observatorio supuso que apenas se utilizara para trabajos astronómicos en toda su existencia. En 1882, con motivo de la constitución de la Facultad de Ciencias (provisional), Francisco Íñiguez, director del Observatorio Astronómico de Madrid, envió a Zaragoza una colección de libros y tablas, base de la biblioteca especializada sobre el tema. El primer catedrático de un tema afín fue Juan Codoñer Blat, que lo fue de Cosmografía. La primera mitad del siglo está casi cubierta por Gabriel Galán y Ruiz, catedrático de Geodesia desde 1897 hasta 1939, con un paréntesis de residencia fuera de Zaragoza, entre 1910 y 1924. También catedrático de Cosmografía en los años finales del siglo xix fue el leonés, pero afincado definitivamente en Zaragoza, Graciano Silván y González. Entre 1911 y 1924 la Cosmografía estuvo explicada por Esteban Vergés y Galofre. Después de la guerra civil (1936-1939), estos estudios, de una forma más unificada, fueron mantenidos por Miguel Liso Puente y Rafael Cid Palacios; director, el último, del departamento de Física de la Tierra y del Cosmos, en el que se concentraron todas estas disciplinas.
Actualmente, los estudios universitarios de astronomía se agrupan en el área de conocimiento «Física de la Tierra, Astronomía y Astrofísica», y se integran en el departamento universitario de Física Teórica. Mecánica y astronomía. Astronomía, mecánica celeste y astrofísica son algunas de las asignaturas que se integran en el plan de estudios de la licenciatura en Matemáticas.

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